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DICCIONARIO DE SUEÑOS
La palabra soñar proviene del latín somnum que conservan los términos somnoliento, somnífero y sonámbulo. Se refiere al dormir y al hecho de tener sueño. El acto de soñar corresponde al adjetivo ensueño cuyo origen griego significa onírico y que deriva de la palabra ónar.
Analógica y metafóricamente el ensueño y el soñar corresponden a las fantasías, anhelos e ilusiones que estimulan a las personas hacia una vida mejor.
El opuesto al estado del sueño es la vigilia. Es cuando estamos despiertos o conscientes. Durante el sueño las funciones fisiológicas (respiración, presión sanguínea, latidos del corazón) presentan bajos niveles de actividad.
En la antigüedad todas las culturas atribuyeron un valor profético a los sueños. Encontramos varios pasajes bíblicos que hablan de los sueños como el caso de José que interpreta los sueños del faraón (Génesis 41:1-36). En Grecia se practicaba la Orinomancia.
Hoy en día se conserva un manual de Artemidoro, s. II d. C. en el que se interpretan los sueños. Y aún en culturas más antiguas como la tibetana, se usaba la práctica del sueño para desarrollar la conciencia mediante los sueños lúcidos.
A principios del s. XX Sigmund Freud retoma la temática y deja un legado llamado Interpretación de los sueños (1900), que se convirtió en ese momento en una de las obras más leídas en Europa. Durante esa época este precursor se encontró con una pared social, pues tocaba los temas que más molestaban a la sociedad racionalista: sexo e inconsciente
ORDEN ALFABETICO (DA CLICK SOBRE LA LETRA)
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